¿Las rabietas te causan malestar?

Si cuando tu hijo hace una rabieta sientes que te hierve la sangre, te invade la impotencia o simplemente quieres salir corriendo, no estás solo. Las rabietas no solo son desafiantes para los niños, también nos ponen a prueba como adultos. En este espacio, vamos a explorar por qué nos afectan tanto, qué emociones despiertan en nosotros y cómo podemos gestionarlas de una manera más consciente, sin culpas y con más conexión.

6/2/20251 min read

Tips para gestionar las rabietas (sin perder el control)

Entendiendo las Rabietas de los Niños

Las rabietas son una parte común del desarrollo infantil, especialmente entre los niños pequeños. A menudo, los niños experimentan dificultades para expresar sus emociones. Esto puede llevar a momentos de frustración que se manifiestan como gritos o llantos. Reconocer que estas reacciones son una forma natural de comunicación en su desarrollo emocional es el primer paso para poder ayudarles.

Consejos para Prevenirlas

Una de las formas más efectivas de manejar las rabietas es trabajar en la prevención. Aquí hay algunos tips para mejorar las rabietas de tu hijo/a:

  • Establece Rutinas: Los niños prosperan en la rutina. Tener horarios predecibles para comidas, juegos y descanso puede reducir la ansiedad que a menudo provoca las rabietas.

  • Comunicación Clara: Asegúrate de que tu hijo entienda lo que se espera de él. Utiliza un lenguaje simple y directo y, si es necesario, explícale las reglas y las consecuencias con anticipación.

  • Compromisos: Dale opciones a tu hijo cuando sea posible. Esto le permitirá sentir que tiene control sobre ciertas situaciones, lo que puede ayudar a disminuir la frustración que puede resultar en una rabieta.

Estrategias para Manejarlas

A pesar de la mejor prevención, las rabietas seguirán ocurriendo. Aquí hay algunas estrategias para manejar estas situaciones con efectividad:

  • Mantén la Calma: Uno de los aspectos más importantes es mantener la calma. Responder con frustración solo intensificará la situación. Respira profundamente y recuerda que tu hijo está luchando para expresar sus emociones.

  • Valida sus emociones: Aunque no apruebes el comportamiento, es importante que tu hijo sienta que lo comprendes. Frases como: “Sé que estás molesto porque querías seguir jugando” ayudan a calmar la situación y a enseñar inteligencia emocional.

  • Establece limites claros: Durante una rabieta, mantén los límites con firmeza pero sin agresividad. Por ejemplo: “Entiendo que estés enojado, pero no está bien golpear”. Esto enseña que las emociones son válidas, pero hay formas adecuadas de expresarlas.

  • Evalúa lo ocurrido más tarde: Una vez que ambos estén tranquilos, habla sobre lo que pasó. Usa un lenguaje simple para que tu hijo entienda qué provocó la rabieta y cómo podría manejarse mejor la próxima vez.